En días grises como hoy me acuerdo de mi soleado y ya incipientemente lejano verano. Me acuerdo de Gierassimo y de Erik y de Bert. Vamos, que me acuerdo del sexo. Del sexo pasional y experimental, del sexo que se sabe con fecha de caducidad. En días grises como hoy vuelvo a la realidad de mi vida sin sexo frecuente, sólo esporádico y nunca con el señor Maravillas.
Sí, lo sé, ya le estoy dando vueltas otra vez a lo mismo. Y es de idiotas. Recuerdo que este verano, cuando aún no podía creerme mi dicha y mi suerte al mirar la cara de mi griego imberbe o al oír a un holandés impresionante llamarme bella mientras me comía a besos, me reía de mi misma para mis adentros "cuántos tíos en el mundo, Mila, cuántos que valen la pena, esperando hacerte feliz, quizás unas horas, quizás unos días, o quizás toda una vida, y tú colgada de un tipo inseguro, normal y ennoviado al que sólo le detectaste unas cuántas miradas; puede que sólo imaginaras que sentía algo por ti". En esos momentos, lo juro, me acordaba del señor Maravillas con una especie de melancolía entrañable, y creía que su fantasma estaba a punto de extinguirse.
Pero el verano pasó, los tipos fabulosos me dejaron felicidad y un chute de autoestima pero nada más. No me enamoraron ni me hicieron perder la cabeza, así que vuelvo a la realidad y el fantasma vuelve con ella.
Le vi ayer y como una estúpida púber se me aceleró el corazón. Fue casualidad pero las casualidades no suelen ser mi fuerte, así que supongo que algo tendría que ver que yo merodeara algo más de la cuenta por el barrio donde trabaja. Pero aún así fue casualidad. Como fue casualidad que él no tuviera prisa, que yo tampoco, que fuéramos a tomar algo, que charláramos de la vida, que nos riéramos juntos de las mismas tonterías (desde aquí agradezco a CIU que haya pixelado los ojos de un perro de peluche para preservarle la identidad en esa bazofia de DVD electoral; no sabrán nunca cuántas risas cómplices han generado). No fue casualidad que esta noche volviera a soñar con él, ni es casualidad que hoy vuelva a estar sensible y ñoña y escriba posts como éste. Además, esta vez le noté sólo cordial. Intenté desentrañar en su comportamiento, en sus palabras, alguna señal, alguna pista de que sentía algo por mi, pero no hubo suerte. Sólo casualidad.
Y me digo a mi misma que una vez más estoy en el sitio equivocado en el momento erróneo. O que tengo la estúpida habilidad de enamorarme de los hombres que no me convienen: porque no son buenas personas, porque no son capaces de hacerme sentir a mi buena persona o, como en este caso, porque simplemente ellos no se enamoran de mí.
BSO para un día gris y triste: The Organ: Memorize the city.
Pero el verano pasó, los tipos fabulosos me dejaron felicidad y un chute de autoestima pero nada más. No me enamoraron ni me hicieron perder la cabeza, así que vuelvo a la realidad y el fantasma vuelve con ella.
Le vi ayer y como una estúpida púber se me aceleró el corazón. Fue casualidad pero las casualidades no suelen ser mi fuerte, así que supongo que algo tendría que ver que yo merodeara algo más de la cuenta por el barrio donde trabaja. Pero aún así fue casualidad. Como fue casualidad que él no tuviera prisa, que yo tampoco, que fuéramos a tomar algo, que charláramos de la vida, que nos riéramos juntos de las mismas tonterías (desde aquí agradezco a CIU que haya pixelado los ojos de un perro de peluche para preservarle la identidad en esa bazofia de DVD electoral; no sabrán nunca cuántas risas cómplices han generado). No fue casualidad que esta noche volviera a soñar con él, ni es casualidad que hoy vuelva a estar sensible y ñoña y escriba posts como éste. Además, esta vez le noté sólo cordial. Intenté desentrañar en su comportamiento, en sus palabras, alguna señal, alguna pista de que sentía algo por mi, pero no hubo suerte. Sólo casualidad.
Y me digo a mi misma que una vez más estoy en el sitio equivocado en el momento erróneo. O que tengo la estúpida habilidad de enamorarme de los hombres que no me convienen: porque no son buenas personas, porque no son capaces de hacerme sentir a mi buena persona o, como en este caso, porque simplemente ellos no se enamoran de mí.
BSO para un día gris y triste: The Organ: Memorize the city.