miércoles, marzo 28, 2007

AF

¿Qué debe tener alguien del sexo contrario (o del mismo si eres homosexual) para ponerte las feromonas más revolucionadas que la moto del Yonan? Imagino que contestaréis que depende de cada caso, que a un@s que si esto, que a otr@s que si aquello…
Pues sabed, queridos y queridas, que hay gente que lo tiene muy claro.
Ayer fui a comer con Joana y me quedé de piedra cuando me soltó que yo “era muy poco exigente con los tíos”. Le contesté que por supuesto no les exigía que me hicieran la colada o que me llevaran en coche al Lidl, pero parece ser que su “crítica constructiva” no iba por ahí…
––Mila, algunos con los tíos con los que te has liado son, son, como decirlo… poco agraciados.
Hice un rápido repaso a los más recientes y no me pareció que estuvieran nada mal, así que se lo dije. Ella no parecía compartir la misma opinión:

––Hombre, Mario sí que es majo, ya lo sé (no olvidemos que es amigo suyo), pero por ejemplo, aquel chico calvito…
Aquel chico calvito es Pablo, un rollete estupendo, divertido, buena gente y con una bonita calva que rivaliza con sus ojazos marrones.
––Hombre, no es Mister Benidorm, pero es majete.
––Ay, Mila, qué va a ser majo. Si hasta estaba gordito…
––No me importa en absoluto que estén gorditos, o que sean calvos… de hecho el típico buenorro de gimnasio no me mola, ya lo sabes… –le contesté sin dar crédito a lo que me estaba diciendo–.
––¿Lo ves? Mira, tú te enrollas a la primera de cambio con un chico. Si me dijeras, “bueno, no es muy guapo, pero me gusta, le quiero, o lo que sea…”, y salieras con él, lo entendería. Pero son un rollete de una noche
––O de dos–la interrumpí.
––Ya, pero si sólo es sexo… ¿por qué no eres más exigente?
Respiré hondo antes de soltarle alguna animalada. Joana es una chica extremadamente complicada y con poca capacidad autocrítica, que empalma novios guapos y agotadoramente celosos con novios guapos y mortalmente pusilánimes, que vive sus relaciones como auténticos dramas y que tiene la susceptibilidad a flor de piel. Con toda la paciencia de la que fui capaz, traté de explicarle:
––Mira, me he acostado con tíos buenorros de ésos que a ti te gustan tanto y no he sacado nada bueno. Aunque parezca una chica de “aquí te pillo, aquí te mato”, no me acuesto con el primero que se me pone a tiro. Necesito que me seduzcan, pero no con sus músculos sinó con su conversación, o su sentido del humor, o no sé… A veces al cabo de nada noto que he conectado con esa persona y en ese instante me parece muy atractivo…
––Pero no quieres hablar con él, sino acostarte con él, ¿no?
––Bueno, sí, pero una cosa no quita la otra. Además, estoy segura de que no se trata de eso, sino de gustos. A mi me gustan un tipo de chicos que a ti no y al revés.
––A mi me gustan los chicos objetivamente guapos.
––Pues a mi Nacho no me parece objetivamente guapo.

Se lo solté. Huelga decir que Nacho es su novio.

––Pues hija, serás la única, porque las tías se giran por la calle para mirarle.
––Bueno, pues no me parece subjetivamente guapo. Es demasiado… no sé, como un quarterback de ésos de serie de adolescentes americana. No me pone.
––Es que te gustan más raritos…
De repente pensé que si algún día Joana ve a Marc, mi nuevo objetivo, lo iba a encontrar escuchumizado y extravagante. Eso me encantó.
––Piénsalo de otra manera. Así Nacho está a salvo de mi libido.
No le hizo mucha gracia el comentario.


Esa misma tarde, de cañas con Marta, le conté la conversación.

––¿Joana es esa amiga tuya del otro trabajo que siempre lleva el bolso a juego con el broche del abrigo o con los pendientes? No me extraña que no coincidáis en los gustos…
––Bueno, sí, no nos parecemos mucho… Pero dime, ¿de verdad dirías que soy “poco exigente?
––Hay que joderse. Si tú eres poco exigente, yo soy nula exigente, y aún así no me como una rosca últimamente. A ti te gustan tíos muy diferentes, no tienes un arquetipo como la Joana esa, que sólo sale con tíos prototipo “equipo de waterpolo”. ¿O es que ahora sólo van a follar los tíos mazas? A ti te pasa lo mismo que a mi: encuentras a muchos tíos AF.
––¿AF? ¿Auto focus?
––No, AF, Altamente Follables.

Casi se me atraganta la tercera caña con la expresión.
––¿Estás de coña? ¿De dónde has sacado eso, del Cosmopolitan?
––No tía, me lo acabo de inventar. Pero haz la prueba. Hoy de camino a casa fíjate bien y cuenta cuántos de los tíos con los que te cruzas te parecen follables.
Le dije que así lo haría. En el intermedio de House, me llamó.
––¿Cuántos?

––Diecisiete. ¿Y tú?
––Nueve

––Pero tú vives más cerca…

––Eso es verdad.
Me fui a dormir contenta. Pensé que, habiendo tantos AF’s por ahí, no debería preocuparme tanto que Marc aún no me haya llamado.