miércoles, abril 04, 2007

A-FICCIÓN A CESC GAY Y A LA VISA



Me gustan las pelis de Cesc Gay porque no parecen películas. Los protagonistas hablan igual que en la vida real o a lo mejor no hablan, también como en la vida real. Y nunca pasa lo que crees que va a pasar porque es lo que suele pasar en las películas, sino que lo que pasa es lo que pasaría en la vida real, y por eso no te lo esperas.
"En la ciudad" me pareció una película increíble. Recuerdo que la fui a ver a los Renoir un miércoles a la hora de la siesta. Ese día estaba algo depre y con la sensibilidad a flor de piel. En la oscuridad del cine lloriqueé más de la cuenta, y salí de allí aliviada y pensativa (y también salí la última, por la vergüenza).
Este sábado, también sola aunque no tan depre, vi en casa Ficción. O más bien debería decir viví Ficción. Me cuesta recordar cuándo fue la última vez que me sentí tan identificada viendo una película. Más allá de la proximidad geográfica y cultural (o quizás debido a ello) sentía como si estuviera viendo por un agujerito, a modo de voyeur de la Cerdanya, los desencuentros y el derrumbamiento de la aparentemente tranquila seguridad de sus dos protagonistas. Y cada gesto, cada mirada, cada palabra no dicha era como revivir mi no-historia con el señor Maravillas. Aunque el final, por supuesto, no tuviera nada que ver.
Eso me dejó melancólica el resto del fin de semana y a punto estuve de hacer una gilipollez y llamarle, pero no venía a cuento para nada.
Y como a mí la melancolía se me cura con nuevas experiencias, me decidí por fin a comprar los billetes para ir a visitar al ex de mi hermano (sí, habéis leído bien; las historias de mi hermano dan para otro manual)... que vive en Nueva York. Es una de las ventajas de ser free-lance: me monto las vacaciones cuando otros están de vuelta.
Así que el viernes cruzo el charco. Serán casi 10 días en la big manzana pero he acumulado ya una lista tan larga de tiendas, bares, restaurantes y museos a los que quiero ir (también he comprado online una entrada para ir a ver a los Kaiser Chiefs) que creo que no me van a llegar. Y de paso comprobaré si los obreros tatuados son tan AF como dice Silvia (todo parece indicar que sí).
Prometo que si veo alguno, le cae una foto.
Viva la VISA.